El esófago es un conducto de gran importancia, comunica la garganta o faringe con el estómago, pero la función de este tubo puede verse alterada por múltiples razones y puede acarrear consecuencias que dificultan la ingesta de alimentos por parte de las personas.
La comida por sí sola no baja por el esófago hacia el interior del estómago, pues las paredes del esófago impulsan los alimentos hacia el estómago por medio de ondas rítmicas de contracciones musculares, llamadas peristaltismo.

Las consideraciones corresponden al doctor Jorge Alburquerque, director de la Clínicade esófago y Estómago de los CEDIMAT.
Esta función del esófago puede verse alterada por múltiples razones, trayendo como consecuencia dificultad en la deglución de los alimentos o disfagia o dolor al tragar, llamado odinofagia. En casos graves se puede anular esta vía del paso de los alimentos hacia el estómago, lo que pone en riesgo la nutrición del paciente, asegura el gastroenterólogo de CEDIMAT.
Síntomas
Los síntomas pueden variar desde una simple sensación de “ańugo”, hasta la sensación de “atoramiento” persistente de los alimentos en el esófago. El paciente puede manifestar además dolor en el pecho que en ocasiones llega a simular un infarto, indica el profesional.
La dificultad para tragar puede tener su origen en la parte superior tubo (disfagia orofaríngea) o en el extremo inferior, como sucede en la falta de relajación del esfínter esofágico inferior (acalasia), o en la porción media del esófago, analiza el especialista.

Causa diversas
Las causas son variadas, van desde tumores, alteraciones neuromusculares y desconocidas. El paciente con dificultad o dolor al tragar debe ser sometido a estudios radiológicos o endoscópicos esófago-gástricos, asegura Alburquerque.
Mediante estas pruebas se identifica o descarta una obstrucción en el esófago; es decir, un estrechamiento, un bloqueo completo o un área con inflamación. Por lo general, los problemas de deglución apuntan más firmemente a una obstrucción, que a un trastorno de la motilidad. Una vez excluidas estas condiciones, se debe someter al paciente a una manometría esofágica, que es el estudio por excelencia para diagnosticar los trastornos de motilidad del esófago así como el funcionamiento de sus esfínteres.
La manometría esofágica mide las contracciones musculares rítmicas en el esófago que se producen al tragar, también, la fuerza y la coordinación que ejercen los músculos del esófago a medida que conducen los alimentos al estómago. Permite hacer el diagnóstico de trastornos como la acalasia, espasmos difusos del esófago, el llamado esófago en cascanueces, esclerodermia, en forma segura, precisa.
Procedimiento
Durante la manometría esofágica, se pasa una sonda delgada y flexible (catéter) que contiene agujeros o sensores de presión por la nariz, a través del esófago, hasta el estómago.
Es posible utilizar la manometría esofágica para ayudar a diagnosticar:
• Espasmo esofágico difuso. Esta dificultad inusual para tragar se caracteriza por varias contracciones musculares fuertes y mal coordinadas del esófago.
• Acalasia. Esta enfermedad poco frecuente se produce cuando el músculo esofágico inferior (esfínter) no se relaja correctamente para permitir el ingreso de los alimentos al estómago. Esto puede causar dificultad para tragar y regreso de los alimentos hacia la garganta.
• Esclerodermia. En muchas personas que tienen esta enfermedad progresiva e inusual, los músculos de la parte inferior del esófago dejan de moverse, lo que produce un reflujo gastroesofágico grave.

Recomendaciones
El médico puede recomendar el sometimiento a una cirugía antirreflujo para tratar la enfermedad por reflujo gastroesofágico, el paciente puede realizarse una manometría esofágica para asegurarse de que no tengas acalasia, porque la cirugía para tratar la enfermedad por reflujo gastroesofágico no soluciona el trastorno, asegura el galeno. Si el paciente tiene dolor de pecho no relacionado con el corazón, puede recomendarse una manometría esofágica después de una endoscopia para descartar que no tenga la enfermedad por reflujo gastroesofágico, insiste.
El estudio es un examen seguro, y no es común que surjan complicaciones, sin embargo, podrías sentir algún malestar durante la prueba, como náuseas cuando el tubo pasa por la garganta, ojos llorosos, incomodidad en la nariz y la garganta. Posteriormente podría experimentar, dolor de garganta; congestión nasal y sangrado nasal leve.
El médico podría recomendar no comer y beber unas horas antes de la manometría esofágica, al finalizar, el facultativo da instrucciones especiales. Posiblemente, el médico pida no tomar algunos medicamentos antes de la prueba por un período determinado. El procedimiento es ambulatorio, sin sedación y casi siempre bien tolerado, asegura Alburquerque.
El estudio
Una vez que el catéter esté colocado, se pide al paciente que se recuestes boca arriba en una camilla de evaluación o que permanezcas sentado. Luego, deberás tragar sorbos pequeños de agua, mientras lo hace, una computadora conectada al catéter registrará la presión, la fuerza y el patrón de las contracciones del músculo esofágico, informa el especialista.
Durante la prueba, le pedirán que respire en forma lenta y suave, que permanezca lo más quieto posible y que trague solo cuando lo soliciten.
Un miembro del equipo de atención médica mueve el catéter hasta el estómago mientras el catéter continúa sus mediciones. Luego, se extraerá despacio el catéter. Una vez finalizada la manometría esofágica, el paciente puede retomar sus actividades normales.
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