Cuidar de un ser querido enfermo supone grandes retos para cualquier familia. Para la persona encargada de todos los cuidados del paciente la carga es aún mayor, llagando estos a padecer el Síndrome del cuidador.
Sandra González, psicóloga clínica de CEDIMAT explica que este síndrome se conoce también como sobrecarga del cuidador o síndrome del cuidador quemado, el cual se manifiesta con estados de agotamiento emocional y físico.
Explica que cuando se habla de cuidador se refiere a aquella persona que asume la responsabilidad de apoyo y cuidados diarios de la persona enferma y es quien acompaña al enfermo en diferentes escenarios. Tiene un alto riesgo de afectar su salud, debido a la sobrecarga física y mental.
Detalla que en la mayoría de las familias, la atención y cuidados del enfermo suele recaer en una sola persona, quien es el cuidador principal.
Esta situación altera el proyecto de vida y planes del cuidador y del cuidado, ya que esto implica adaptarse a nuevas situaciones vinculadas con el proceso de la enfermedad y la pérdida de la autonomía de la persona afectada.
¿Cómo identificarlo?
La persona cuidadora a menudo puede verse desbordada por las circunstancias, postergando a un segundo plano su cuidado emocional y físico.
La experta explica que nadie está preparado para enfrentar una situación así y menos aquellos cuidadores que presentan cuadros de depresión y ansiedad.

Síntomas emocionales
La persona cuidadora presenta pena, culpa, enojo, vergüenza, en muchos casos puede sentir impotencia porque su familiar se encuentre en ese estado y pensar que no puede hacer o dar más sí.
González continua diciendo que también pueden experimentar soledad, inseguridades, frustración y resentimiento, entre otros, que pueden irse desarrollando en el transcurso de la enfermedad.
Asimismo, pueden presentar pérdida del auto cuidado, aislamiento, falta de empatía, pérdida de amistades, disminución o abandono laboral, abandono del cuidado de otros miembros de la familia como hijos, esposos, descuido de sus hogares y sus rutinas diarias.
“La persona cuidadora debe reconocer y aprender a gestionar sus sentimientos, puesto que este es el primer paso para adquirir habilidades y estrategias para gestionar las emociones”, advierte.
Síntomas físicos
Sobre los síntomas físicos que pueden afectar al cuidador, la especialista de la conducta humana asegura que estas personas pueden presentar trastornos del sueño, pérdida de energía, constante fatiga, sensación de cansancio continuo, aumento o disminución del apetito, problemas de memoria, dificultad para concentrarse, molestias digestivas, palpitaciones y temblores en las manos.
Advierte, además que pueden sufrir accidentes, debido al estado de agotamiento extremo.
Prevención
González explica que es elemental conocer la enfermedad de la persona cuidada, a fin de conocer en detalle las manifestaciones de la enfermedad y saber qué esperar y en base a esto prepararse.
La psicóloga dice que esto ayudará a conocer las reacciones que pueda tener el paciente, lo que va a permitir tomar actitudes asertivas y tomar las decisiones más acertadas en cada momento”, dice la psicóloga.
“Cuando comprendemos las dificultades por las que está pasando el enfermo, evitamos exigencias y expectativas poco realistas a nuestro ser querido. También se evitan sensaciones de frustración, por lo tanto es importante conocer las fases y etapas de la enfermedad”, asegura González.
Dice, también, que la persona a cargo debe conversar con el médico tratante, para que este lo instruya sobre los cuidados y manejo del enfermo.
Destaca que mantener la comunicación abierta acerca de las necesidades y los sentimientos con la familia también puede ayudar a fortalecer los vínculos familiares y sociales y alivia el estrés experimentado por el cuidador.

Aprender a pedir ayuda
González sostiene que es importante reconocer que se necesita ayuda y aprender a pedirla, ya que esto permite tener mayor claridad de las necesidades y distribuir de una manera equitativa las labores de cuidados.
Esta solicitud debe hacerse mediante una comunicación efectiva.
Cuidados del cuidador.
Las personas que cuidan a personas enfermas deben cuidarse para poder cuidar. No deben descuidar su salud.
Para ello, la psicóloga ofrece algunas recomendaciones de auto cuidado como:
-Acudir a sus citas médicas
-Mantener una dieta balanceada en horarios adecuados
-Hacer ejercicio diariamente y caminar
-Estar en contacto con la naturaleza
Realizar ejercicios de relajación como meditación
-Dormir bien
-Tomar descansos durante el día
“Estas rutinas nos permiten estar mejor con nosotros mismos y tener mejor cuidados. Estos son aspectos importantes de todo el abanico de responsabilidades del cuidador y para lograrlo se necesita un buen manejo del tiempo. Por eso la importancia de pedir ayuda para poder cuidar el cuerpo, las emociones, la salud psicológica”, asevera.
Concluye diciendo que el bienestar global del cuidador influye en la calidad de las atenciones que le debe prestar a su dependiente y para maximizarlo es primordial que entiendan que deben cuidar de sí mismo.
Claudia brito
Cuido a mi madre con Alzheimer y estoy pasando por todos esos problemas emocionales